sábado, 5 de septiembre de 2009

CUARTA PÁGINA DE LUSMIN

La primera semana sin saber de él fue interminable; Dylan no se comunicaba conmigo y yo no tenía idea de dónde estaba parando. Cuando al fin logré escuchar su voz me comentó que andaba de acá para allá con Marcos (su padre), que los medicamentos no eran fáciles de conseguir y que tenía que estar encima de él en todo momento. Dylan estaba tan triste y a la vez yo no sabía como hacer para ayudarlo.
En mi casa me encontraba desganada, un tanto triste. Mi madre podía notarlo y constantemente me mandaba a hacer algo para que yo no pensara tanto.
Todas las noches me llamaba por teléfono y me repetía cuánto le hacía falta, que necesitaba abrazarme, que quería verme, sentirme, amarme… y luego de todo eso lo extrañaba más aún.
Conocí a Marcos por teléfono, se lo sentía tan bueno, siempre me repetía que Dylan no hacía más que hablar de mi y que por eso tenía muchas ganas de conocerme. Marcos había tenido una vida bastante difícil, tuvo que ir a Francia por empleo y separarse de su familia sin quererlo; peor aún fue el no estar en la Argentina cuando falleció la mamá de Dylan, dicen que fue ahí cuando se abandonó por completo y se dejó caer en la depresión, la cual lo llevó a la última enfermedad. Su juventud fue bastante complicada también; el tercero de cinco hijos, con padres separados. A los 12 años tuvo que salir a ganarse el pan de cada día y poder mantener los estudios que lograron en él un gran crecimiento. Su padre era alcohólico y su madre... de ella no sé mucho, no me quisieron decir mucho...